Primera Entristecedora Epístola de S. Metropolita Philaret

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Primera Entristecedora Epístola de S. Metropolita Philaret

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La Primera Entristecedora Epístola del Santo Metropolita Philaret, Primero Jerarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero

Traducción: Siluan Dignac

PRESIDENTE DEL SÍNODO DE OBISPOS DE LA IGLESIA ORTODOXA RUSA EN EL EXTRANJERO

75 EAST 93rd STREET, NEW YORK, N.Y. 10028 Telephone: LEhigh 4-1601

A SUS SANTIDADES Y SUS BEATITUDES, LOS PRIMADOS DE LAS SANTAS IGLESIAS ORTODOXAS, LOS REVERENDISIMOS METROPOLITANOS, ARZOBISPOS, Y OBISPOS:

UNA ENTRISTECEDORA EPISTOLA DEL HUMILDE PHILARET, METROPOLITA DE LA IGLESIA ORTODOXA RUSA EN EL EXTRANJERO

Los Santos Padres y Doctores de la Iglesia nos han exhortado guardar la Verdad de la Ortodoxia como la niña de nuestros ojos. Y Nuestro Señor Jesucristo, enseño a sus Discípulos preservar cada jota y tilde de la Ley Divina intacta diciendo, "Cualquiera que quebrante uno de estos mancamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos" (Mat. 5:19). Él envió a Sus discípulos para que enseñaran las doctrinas que Él dio para todas las naciones en una forma pura e inadulterada, y ese deber, por consiguiente fue delegado a cada uno de nosotros los Obispos, como sucesores de los Apóstoles. Nosotros fuimos también instruidos para este propósito por la definición dogmática del Séptimo Concilio Ecuménico que dice: "Nosotros guardamos todas las tradiciones eclesiásticas inalteradas que hemos recibido, ya sea por escrito o por la palabra." Y los Santos Padres de este Concilio agregaron, en su Canon primero: "El modelo para aquéllos que han recibido la dignidad sacerdotal se encuentra en los testimonios e instrucciones extendidas en las constituciones canónicas que nosotros recibimos con una mente alegre cantando al Señor en las palabras del Divinamente Inspirado David, diciendo: 'Yo he tenido como gran deleite el camino de Tus testimonios como toda forma de riquezas.' 'Tu has ordenado la rectitud para siempre como Tus testimonios son para siempre.' 'Concédame entendiendo y yo viviré.' Ahora si la palabras proféticas nos piden guarda los testimonios de Dios para siempre y vivir por ellos, es evidente que estos deben permanecer firmes y sin cambio."

Cada uno de nosotros promete solemnemente en su consagración cumplir con nuestra Fe y obedecer los cánones de los Padres Santos, jurando ante Dios guardar intacta la Ortodoxia de las tentaciones y errores que se infiltran en la vida de la Iglesia.
Si una tentación se presenta en el rebaño de la única Iglesia Ortodoxa, el remedio para ella puede encontrarse en el mismo rebaño. Pero si un mal particular penetra en todas nuestras Iglesias, se vuelve una materia de preocupación para cada Obispo local. ¿Puede cualquiera de nosotros estar callado mientras ve a tantos de sus hermanos simultáneamente estar transitando un camino que los lleva a ellos y a su grey a un desastroso precipicio, por su inconsciente perdida de Ortodoxia?

¿Debemos decir en este caso que la humildad nos obliga que guardemos silencio? ¿Debemos considerar como una indiscreción, llamar a advertencia a otros descendientes de los Santos Apóstoles, algunos de los cuales están ocupando los más antiguas y distinguidas sedes?

Pero la Ortodoxia cree en la igualdad de todos los Obispos en cuanto a la gracia, y sólo hace distinción en cuanto al honor.

¿Debemos satisfacernos con el hecho que cada Iglesia es responsable por sí misma? ¿Pero qué si las declaraciones que preocupan al creyente fueron hechas en nombre de la totalidad de la Iglesia, y por consiguiente también involucra nuestro nombre, aunque nosotros no hemos autorizado a nadie para hacer uso de el?

San Gregorio el Teólogo dijo una vez que, existen ocasiones "cuando incluso por la verdad del silencio puede traicionarse." ¿Debemos nosotros también no estar traicionando a la verdad, si haciendo notar a otros una desviación de la pura Ortodoxia, guardamos meramente silencio, esto es siempre más fácil y seguro, que hablar explícitamente?

Observamos, sin embargo, que nadie de una posición más elevada que la nuestra esté alzando su voz; y este hecho nos obliga a hablar, para que en el Último Juicio no tengamos que reprocharnos de que habiendo visto el peligro del Ecumenismo, amenazar a la Iglesia, no hayamos advertido a sus Obispos.

Para asegurarnos, nos hemos dirigido ya a Su Santidad Patriarca Athenagoras y a Su Eminencia Iakovos, Arzobispo de Norte América y Sudamérica expresando nuestro pesar e preocupación por sus actividades ecuménicas, en las que primogenitura de la Iglesia ha sido vendida por un guisado en la forma de aprobación de este mundo. Pero la posición tomada por los delegados Ortodoxos en la Asamblea del Concilio Mundial Iglesias en Uppsala provoca la inquietud de los celosos de la Ortodoxia de manera mucho más aguda, y hace necesario que nosotros comunicar nuestro dolor y confusión a todos nuestros Hermanos Obispos Ortodoxos.

Podríamos preguntarnos, por que recién ahora escribimos sobre aquella Asamblea, casi un año después del cierre de sus sesiones. Nuestra respuesta es la siguiente: en esa ocasión nosotros no contamos con ningún observador presente, y solo obtuvimos información sobre la Asamblea por la prensa, la exactitud de aquel que no esta no siempre es confiable. Por consiguiente nosotros esperamos los informes oficiales; y habiéndolos estudiado, consideramos indispensable dirigir esta carta a todos los Obispos Ortodoxos, a quienes el Señor ha designado para cuidar de su Iglesia en la tierra.

El informe de la Asamblea de Uppsala nos consterno grandemente, porque en él nosotros vislumbramos con mayor claridad como el error de Ecumenismo está ganando la aprobación de un cierto número de nuestras Iglesias.

Cuando se dieron los primeros pasos para la organización del Movimiento Ecuménico, muchas de las Iglesias Ortodoxas, siguiendo la iniciativa del Patriarca de Constantinopla, empezaron a participar en estas conferencias. En aquel momento tal participación no causó preocupación ni siquiera entre los más fervientes ortodoxos. Pues pensaron que la Iglesia no sufriría ninguna lesión si sus representantes aparecían entre la diversidad de protestantes "que buscan la verdad", con el objeto de contrastar la Ortodoxia con sus diversos errores. Tales participaciones en estas conferencias interreligiosas podían ser tomarse como de carácter misionero.

Esta posición fue mantenida aun hasta cierto punto, aunque no siempre de forma consistente, en la Asamblea de Evanston del Concejo Mundial de Iglesias en 1954. Allí los delegados Ortodoxos declararon abiertamente que las decisiones de la Asamblea discreparon tan enormemente de nuestra enseñanza sobre la Iglesia, que fueron incapaces de unirse en dialogo con los otros. Por eso, tuvieron que expresar la doctrina de la Iglesia Ortodoxa en declaraciones por separado.

Esas declaraciones fueron tan llanas que, de hecho, ellos tendrían que haber expresado como conclusión lógica que la Ortodoxia no debía permanecer mas como miembro del Consejo Mundial de Iglesias, en la mismos condiciones que los demás. Los protestantes bien pudieron haber preguntado: "¿Si ustedes discrepan con nuestros principios básicos, por qué están con nosotros?” Sabemos que en conversaciones privadas algunos protestantes lo hicieron, pero esta pregunta no fué planteada en las sesiones plenarias. De esta manera, los ortodoxos permanecieron como miembros de una organización de dispar origen, según tal cual fue claramente ilustrado por ellos mismos.

¿Pero ahora qué vemos?

La Conferencia Pan-Ortodoxa en Ginebra de Junio de 1968 tomó un rumbo diferente. Expresó "el deseo general de la Iglesia Ortodoxa de ser un miembro orgánico del Concejo Mundial de Iglesias y su decisión para contribuir de toda manera posible a su progreso teológico y también, a la promoción y el buen desarrollo la totalidad de las labores del Concejo Mundial de Iglesias." Su Santidad Patriarca Athenagoras informó al Concejo Mundial de esta decisión en una carta especial fechada el 30 de junio de 1968. Tanto en uno como otro caso no hubo ninguna reserva; ninguna mención de cualquier objetivo misionero.

Debemos tener bien en claro, en qué tipo de unión religiosa se halla la Iglesia Ortodoxa al proclamarse como "miembro orgánico", y que implicaciones dogmáticas existen a consecuencia de esta decisión.

En 1950, en Toronto, ciertas declaraciones básicas fueron aceptadas por el Concilio Mundial de Iglesias, que aunque mas cautas que las declaraciones presentes, ya no estaban en conformidad con la doctrina Ortodoxa de la Iglesia. En la Pág. 4 se declaró que "Los miembros de las Iglesias del Concilio Mundial consideran la relación de las distintas Iglesias como, a la Santa Iglesia Católica profesando diversos credos a modo de sujeto para la consideración mutua". Esta declaración es inaceptable para nosotros pues no hace referencia de la forma real de existencia de la Iglesia en el mundo, sino que se habla de algún tipo de entidad abstracta que es mencionada en diversos credos. Sin mas, en Pág. 3, nosotros leímos incluso: "Los miembros de la Iglesia reconocen que el número de miembros de la Iglesia de Cristo es más abarcativo que el número de miembros que conforman el cuerpo de su propia iglesia (Seis Estudios Ecuménicos, Nueva York, 1954, pág. 13). Pero subsecuentemente en el punto precedente (No. 2) fue declarado que "Los miembros de la Iglesias del Consejo Mundial creen en base al Nuevo Testamento que la Iglesia de Cristo es una", hay una contradicción implícita o de otro modo, la profesión de un nueva doctrina— a saber; nadie puede pertenecer a la Única Iglesia sin creer en sus doctrinas y sin tener una unidad litúrgica con ella.

Las declaraciones por separado hechas en Evanston cuatro años mas tarde en nombre de todos los delegados Ortodoxos, mejoró algo la situación, pues ellos mostraron claramente que la eclesiologia ortodoxa difiere, en esencia, a tal grado de eclesiologia protestante que es imposible componer una declaración conjunta. Ahora, sin embargo, los participantes Ortodoxos en el Consejo Mundial de Iglesias actuaron en forma diferente; en un esfuerzo de unir la verdad con el error, ellos abandonaron el principio expresado en Evanston. Pues si todas las Iglesias Ortodoxas son miembros orgánicos del Consejo Mundial de Iglesias, entonces todas las decisiones tomadas por este Consejo serán hechas conjuntamente en nombre de la Iglesia Ortodoxa y en nombre de los protestantes.

Si al principio solo los Ortodoxos participaron en las reuniones ecuménicas para presentar la verdad, realizando, por así decirlo, un servicio misionero entre las confesiones extrañas a la Ortodoxia, ahora ellos se han fusionado con aquellos, ya cualquiera puede decir que lo que se dijo en Uppsala también fue dijo por los miembros de las Iglesias Ortodoxas, en la persona de sus delegados. ¡Ay, que puede ser dicho en el nombre de la totalidad Iglesia Ortodoxa!

Consideramos como nuestro deber protestar lo mas fuertemente posible contra este estado todo esto. Sabemos que en esta protesta tenemos a nuestro favor a todos los Padres Santos de la Iglesia. Con nosotros no sólo están jerarquía, clero, y laicos de la Iglesia Ortodoxa en el Extranjero, sino también a aquellos miembros de otras Iglesias Ortodoxas que están de acuerdo con nosotros.

Nos tomamos la libertad de decir que, al parecer, nuestros Hermanos Obispos han tratado esta materia sin la atención suficiente, sin comprender cuan lejano está siendo arrastrada nuestra Iglesia en la esfera de lo anticanónico e incluso en acuerdos antidogmáticos con los heterodoxos. Este hecho es especialmente claro si uno observa las declaraciones iniciales de los representantes de las Iglesias Ortodoxas y las compara con lo que está teniendo lugar en la actualidad.

En la Conferencia de Lausanne en 1937, el representante del Patriarca Ecuménico, Metropolita Germanos, declaró claramente que para los protestantes restaurar la unidad con la Iglesia debe significar, que ellos deban retornar a las doctrinas de la antigua Iglesia de los Siete Concilios Ecuménicos. "Y lo que son elementos de las doctrinas cristianas", él dijo "¿que debe considerarse como necesario y esencial?" Según la comprensión de la Iglesia Ortodoxa no hay necesidad ahora de hacer definiciones de estos elementos necesarios de fe, porque ellas ya fueron formuladas en los Credos antiguos y las decisiones de los Siete Concilios Ecuménicos. Por consiguiente esta enseñanza de la antigua Iglesia individida debe ser la base para la reunión de la Iglesia." Ésa fue la posición tomada por todos los delegados Ortodoxos en la Conferencias de Lausanne y de Oxford.

En cuanto a nuestra Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero, sus perspectivas fueron expresadas con particular claridad en la voz de un representante en el Comité para la Continuación de la Conferencia sobre la Fe y Orden, el 18/31 de diciembre de 1931. Esa decisión era la siguiente:

"Manteniendo la creencia en la Una, Santa, Católica, y Apostólica Iglesia, el Sínodo de Obispos profesa que la Iglesia nunca ha estado dividida. El interrogante, sólo es, quién pertenece a ella y quién no. Al mismo tiempo el Sínodo da la bienvenida calurosamente a los esfuerzos de las confesiones heterodoxas para estudiar las enseñanzas sobre la Iglesia con la esperanza, para que, con la participación de los representantes de la Santa Iglesia Ortodoxa Santa, y por tal estudio, por fin pueden alcanzar la convicción de que la Iglesia Ortodoxa, es el pilar y el fundamento de la verdad (I Tim. 3: 15), la cual ha mantenido completamente y sin defecto la doctrina dada por Cristo el Salvador a Sus discípulos. Con esta Fe y con tal esperanza el Sínodo de Obispos acepta la invitación del Comité para la Continuación de la Conferencia sobre la Fe y Orden."

Aquí todo está claro y nada queda sin decir. Esta declaración está esencialmente de acuerdo con lo que también era dicho en ese momento por los representantes oficiales de otras Iglesias Ortodoxas.

¿Qué ha cambiado entonces? ¿Los protestantes han abandonado sus errores? No. Ellos no han cambiado, y la Iglesia no ha cambiado; sólo las personas que dicen ser sus representantes han cambiado.

Si los representantes de las Iglesias Ortodoxas solo hubieran continuado manteniendo firmemente los principios básicos de nuestra creencia en la Iglesia, ellos no hubieran situado a la Iglesia Ortodoxa en la posición ambigua en la que fue puesta por la decisión de la Conferencia de Ginebra el año pasado.

Ya desde la Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias en Nueva Delhi, los delegados Ortodoxos no hacen declaraciones por separado, sino unidos en masa con las confesiones protestantes. Así todas las decisiones de la Asamblea de Uppsala fueron hechas en el nombre de "la Iglesia", hablando siempre en singular.

¿Quién esta hablando? ¿Quién les dio a estas personas el derecho de hacer declaraciones eclesiológicas no solo en su propio nombre, sino también en nombre de la Iglesia Ortodoxa?

Nosotros rogamos a ustedes, Reverendísimos Hermanos, verificar la lista de Iglesias que participan en el Movimiento Ecuménico y en el Consejo Mundial de Iglesias. Tomen, a modo de ejemplo, aunque sea las primeras líneas de la lista en página 444 de El Informe Uppsala 68.

Allí ustedes encontrará los nombres siguientes: Iglesia Evangélica del Plata del Río, Iglesia Metodista de Australia, Iglesias de Cristo en Australia, Iglesia de Inglaterra de Australia, Unión Congregacional de Australia, Iglesia Presbiteriana de Australia....

¿Es necesario continuar con la lista?¿No está en principio bastante claro con las primerísimas líneas, que están incluidas confesiones qué difieren enormemente de la Ortodoxia, que niegan los sacramentos, la jerarquía, la tradición de la Iglesia, los santos cánones, que no veneran a la Madre de Dios y a los Santos etc.? Debemos enumerar casi todos nuestros dogmas para señalar aquello de nuestras doctrinas ortodoxas que no es aceptado por la mayoría de los miembros del Concejo Mundial de Iglesias—del cual, sin embargo, la Iglesia Ortodoxa sin ningún tipo de impedimento ahora es miembro orgánico.

A pesar todo, en nombre de esta, la unión de diversos representantes de todas las posibles herejías, la Asamblea de Uppsala constantemente declara: "La Iglesia profesa", "La Iglesia enseña", "La Iglesia hace esto y aquello.... "

Mas allá de esta mezcolanza de errores, la cual hasta el momento ha ido cada vez mas desviándose de la Tradición, se tomo la decisión de publicar acerca de "El Espíritu Santo y la Catolicidad de la Iglesia" declarando: "El Espíritu Santo no sólo ha mantenido a la Iglesia en continuidad con el pasado; Él también esta continuamente presente en la Iglesia, efectuando su renovación interior y re-creación. "

La pregunta es: ¿Dónde esta la "continuidad con el pasado" entre los presbiterianos? ¿Dónde esta la presencia del Espíritu Santo entre aquéllos que no reconocen ningún misterio? ¿Cómo pueden hablar de catolicidad aquéllos que no aceptan las decisiones de los Concilios Ecuménicos?

Si estas decisiones doctrinales fueron precedidas con comentarios que indicaron que una parte de las Iglesias observa una doctrina, y otra una doctrina diferente, y la enseñanzas de la Iglesia Ortodoxa fueran declaradas separadamente, eso sería coherente con la realidad. Pero este no es el caso, pues en nombre de varias confesiones se afirma: "La Iglesia enseña.... "

Ésta, en sí misma es, una declaración de la doctrina protestante de la Iglesia, la cual comprende a todos aquéllos que se denominan a si mismo como Cristianos, aun cuando ellos no tienen ninguna intercomunión. Sin aceptar esta doctrina, es imposible ser un miembro orgánico del Consejo Mundial de Iglesias, porque esta doctrina es la base de la ideología en que reposa esta organización.

Cierto, la resolución "En el Espíritu Santo y la Catolicidad de la Iglesia" esta seguida por una nota en letra pequeña que afirma que, ya que esta resolución provocó tan gran diversidad de puntos de vistas, esta decisión no es definitiva sino solamente un resumen de las materias que fueron consideradas en la Sección. Sin embargo, no existen tales comentarios, con respecto a otras resoluciones similares. Además, las actas no contienen ninguna evidencia de que los delegados ortodoxos hayan hecho cualquier declaración a efecto de que la Asamblea no hable en el nombre de la Iglesia en singular; y la Asamblea utilizo este término por doquier, en todas sus resoluciones, sin nunca adherir a estas algún comentario calificativo.

Al contrario, Su Eminencia Arzobispo Iakovos, en respuesta al saludo del Arzobispo sueco, dijo en nombre de la Asamblea, "Como usted bien sabe, la Iglesia universal esta siendo llamada por un mundo exigente para dar amplia evidencia de su fe" (El Informe Uppsala 69, pág. 103).

¿De qué "Iglesia universal" habló el Arzobispo Iakovos? ¿De la Iglesia Ortodoxa? No. Él habló aquí de la "Iglesia" que une todas las confesiones, de la Iglesia del Consejo Mundial de Iglesias.

Una tendencia a hablar en esta modalidad es especialmente eminente en el informe del Comité sobre Fe y Orden. En resolución sobre su informe, siguiendo las declaraciones acerca del éxito del Ecumenismo, dice: "Estamos de acuerdo con la decisión de la Comisión sobre la Fe y el Orden de Bristol, siguiendo su programa de estudio de la unidad de la Iglesia en el contexto más amplio del estudio de la unidad de humanidad y de creación. Tambien, damos la bienvenida a la declaración de la Comisión sobre la Fe y el Orden para que su tarea permanezca 'para proclamar la unidad de la Iglesia de Jesucristo' y para mantener ante el Concilio y las iglesias 'la obligación de manifestar esa unidad por causa de su Señor y para el bueno cumplimiento de su misión en el mundo' " (Ibíd., pág. 223).

La implicancia es clara en todas estas resoluciones, esta es que a pesar de la separación exterior de las Iglesias, su unidad interior existe. El objetivo del Ecumenismo en este mundo no es solo el de instituir esta unidad interna sino también, una unidad externa utilizando diversas manifestaciones para tales aspiraciones.

Para evaluar mejor todo esto, desde el punto de vista de la Iglesia Ortodoxa, es suficiente imaginar la reunión de los Santos Padres de los Concilios Ecuménicos. ¿Alguien puede imaginar que la Iglesia Ortodoxa de aquel período se declare miembro orgánico de una sociedad que contiene eunomianos, arrianos, semiarrianos, Sabelianos, y apolinarianos?

¡Ciertamente no! Al contrario, el Canon I del Segundo Concilio Ecuménico no llama a la unión tales grupos, sino que los anatematiza. Los Concilios Ecuménicos subsecuentes hicieron lo mismo con respecto a otras herejías.

El número de miembros orgánicos de cristianos ortodoxo en uno cuerpo con herejes modernos, no santificará a estos últimos, sino enajenará a aquellos ortodoxos de la unidad católica ortodoxa. Esta unidad no es solo una cosa de la era moderna. La catolicidad comprende todas las generaciones de los Santos Padres. San Vicente de Lerins, en su inmortal trabajo, escribe que " para los Cristianos declarar algo que ellos no han aceptado previamente nunca ha sido permitido, nunca se permite, y nunca será permitido, — declarar anatema a aquéllos que proclaman algo ajeno a lo que fue aceptado una vez y para siempre, siempre ha sido un deber, siempre es un deber, y siempre será un deber."

Quizás alguien dirá que los tiempos han cambiado, y las herejías de hoy no son tan malvadas y destructivas como aquellas de los tiempos de los Concilios Ecuménicos. Pero son estos protestantes los que renuncian a la veneración de la Theotokos y los Santos, que no reconocen la gracia de la jerarquía, —o los católicos romanos los que han inventado nuevo errores, —¿ Ellos están más cercanos a la Iglesia Ortodoxa que los arrianos o semiarrianos?

Permítanos ser condescendientes con que los modernos predicadores de herejías no son tan beligerantes para con la Iglesia Ortodoxa como eran los antiguos. Sin embargo, esto no es porque sus doctrinas son más cercanas a la enseñanza Ortodoxa, sino porque el Protestantismo y Ecumenismo han logrado convencerse de que no existe una Única y Verdadera Iglesia en la tierra, sino sólo comunidades de hombres que se encuentran en diferentes grados de error. Tal doctrina aniquila cualquier celo en función para lo que ellos toman para constituir la verdad, y por consiguiente los herejes modernos parecen ser menos obstinados que los antiguos. Pero tal indiferencia a la verdad es en muchos aspectos mucho peor que la capacidad de permanecer celoso en defensa de un error que es tenido por verdad. Pilatos, quien dijo "Que es la verdad? " no pudo ser convertido; pero Saulo, el perseguidor de la Cristiandad, se convirtió en el Apóstol Pablo. Esto condice con las palabras amenazantes dirigidas al Ángel de la Iglesia de Laodicea, que leemos en el Libro del Apocalipsis: "Yo conozco tus trabajos, que ni eres frío ni caliente: preferiría que fueses frío o caliente. Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca" (3:15-16).

El Ecumenismo creó al Consejo Mundial de Iglesias, en el cual cada uno de sus miembro, con la indiferencia Laodiceana, reconoce en tanto en si mismo y como en los otros, estar en el error, y sólo se preocupa por encontrar la frases adecuadas para expresar ese error en términos aceptables a todos. ¿Hay lugar esto para que, la Única, Santa, Católica, y Apostólica Iglesia sea “un miembro orgánico” , la cual siempre ha profesado ser santa y sin mancha porque su Cabeza es Cristo mismo (Ef. 5: 27)?

El Canon LVII (LXVI en el Syntagma de Atenas) de Cartago dice de la Iglesia, que es "la única se expresa como una paloma (Cantar de los Cantares, 5:9) y única madre de los Cristianos en quien todos los dones son santificándolos, para que como salvadores imperecederos y vitales sean recibidos—pero que, sin embargo, a aquéllos que persisten en la herejía, inflige gran castigo de condenación."

Tambien, sentimos que es nuestro deber declarar que es imposible ser reconocidas por la Iglesia Rusa, como legal y apropiada las Conferencias Pan-ortodoxas convocadas por Su Santidad Patriarca Athenagoras. Aquellos Obispos que participan en estas Conferencias en el nombre de la Iglesia Rusa con Metropolita Nikodim a su cabeza, no representan en forma alguna a la autentica Iglesia Rusa. Ellos solamente representan a aquellos Obispos que por voluntad del gobierno ateísta llevan títulos de ciertas Diócesis de la Iglesia de Rusia. Nosotros ya hemos tenido la ocasión de escribir sobre esta materia a Su Santidad Patriarca Athenagoras. Estas personas participan en reuniones en el extranjero sólo en cuanto tal participación sea beneficiosa para sus autoridades civiles, las más crueles en la historia del mundo. La ferocidad de Nerón y el odio a la cristiandad de Juliano el Apóstata quedan ensombrecidas si nos permitimos comparaciones.

¿No es a la influencia de este Gobierno que nosotros debemos atribuir las resoluciones políticas de la Asamblea de Uppsala que repite muchos eslóganes ampliamente reconocidos de la propaganda comunista en Occidente?

En el discurso de conclusión del Presidente, Dr. Payne, fue dicho que "la Iglesia de Jesucristo debe mostrar activamente la compasión de Cristo en un mundo necesitado". Pero ni él ni los demás dijeron una palabra sobre los millones de cristianos martirizados en la URSS.; nadie habló ni siquiera una sola palabra de compasión para con ellos.

Es bueno expresar compasión para con los hambrientos de Biefra, para aquéllos que constantemente sufren por los combates en Medio Oriente o en Vietnam; ¿pero que esconden todas las aflicciones humanas del presente tiempo? ¿Puede ser que los miembros del Consejo Mundial de Iglesias no nada sepan acerca de las persecuciones Religiosas en la URSS? ¿Ellos no saben qué clase de iniquidad está reinando allí? ¿Ellos no saben que mártires por la Fe son contados por millones, alli; que las Sagradas Escrituras no pueden ser publicadas y que se sentencia a destierro con trabajo forzado a quien las distribuya? ¿Ellos no saben que los niños allí están imposibilitados de recibir lecciones en los principios básicos de Religión, e incluso de asistir a servicios religiosos? ¿Ellos no saben de los miles que han sido desterrados por su Fe, y de los niños arrebatados de sus padres para impedirles recibir educación religiosa?

Todos esto es bien conocido ciertamente por cualquiera que lee los periódicos, sin embargo nunca es menciona en ninguna resolución del Consejo Mundial de Iglesias. Los sacerdotes ecuménicos y Levitas pasan de largo en silencio y sin interés, sin siquiera posar una mirada en dirección a los cristianos perseguidos en la URSS. Ellos están callados porque los representantes oficiales de la Iglesia de Rusia, a pesar de toda la evidencia en contra, niegan la existencia de estas persecuciones para agradar a sus autoridades civiles.

Estas personas no son libres. Con o si su consentimiento, se los obliga a que hablen en obediencia a los órdenes de Moscú Comunista. El peso de la persecución hizo que ellos sean más merecedores de compasión que de castigo. Pero por ser prisioneros morales del ateo, ellos no pueden ser los verdaderos portavoces de la Iglesia Ortodoxa Rusa, sufriendo, privados de cualquier derecho, obligados a callar, conducidos a las catacumbas y prisiones.

El difundo Patriarca Sergio y el presente Patriarca Alexis violaron las reglas que se instituyeron por el Concilio de Toda la Iglesia Rusa en 1917, para la restauración del Patriarcado. Pues ambos fueron elegidos según las instrucciones de Stalin, el perseguidor más feroz en la Iglesia en la historia.

¿Usted puede imaginar al Obispo de Roma elegido según las instrucciones de Nerón? Pero si, Stalin fue muchísimo peor.

Los jerarcas seleccionados por Stalin debían prometer obediencia a un gobierno ateísta cuya ambición, según el programa comunista, es la aniquilación de Religión. El presente Patriarca Alexis escribió a Stalin inmediatamente después de la muerte de su predecesor para decirle que, él observaría fidelidad a su Gobierno: "Actuando totalmente en coordinación con el Concilio para los Asuntos de la Iglesia Ortodoxa Rusa y también con el Santo Sínodo instituido por difunto Patriarca, yo estaré seguro de no caer en equívocos y malas acciones".

Todos sabemos que "equívocos y malas las acciones" en el idioma de los amos Moscú significa cualquier violación de las instrucciones dadas por las autoridades comunistas.

Nosotros podemos tener compasión de a un anciano infortunado, pero no podemos reconocerlo como Líder de la Iglesia Rusa, de la cual nosotros nos consideramos una parte inseparable. Pues para el Patriarca Alexis y sus colaboradores las sanciones del XXX el Canon Apostólico XXX y Canon III del Séptimo Concilio Ecuménico pueden ser doblemente aplicadas: "Si cualquier obispo, haciendo uso de los poderes seculares, y por estos medios obtenga la jurisdicción sobre cualquier iglesia, él será depuesto, y también excomulgado, junto con todos los que permanezcan en la comunión con él. ''

El Obispo Nikodim de Dalmacia, en su comentario sobre el Canon Apostólico XXX, dice: "Si la Iglesia condena la influencia ilegal de autoridades civiles en el nombramiento de un obispo en un momento cuando los Gobernantes fueron Cristianos, cuánto más severo será, por consiguiente, si ella tiene que condenarlo cuando estos eran paganos." ¿Que hay que decir, por consiguiente, cuándo un Patriarca y Obispos son instalados por abiertos militantes enemigos de su religión?

Cuando una parte del Episcopado Ruso, junto con el difunto Patriarca (en aquel tiempo Metropolitano) Sergio en 1927, tomó el camino de acuerdo con los enemigos de la Iglesia, una gran (y la mas respetable) parte de aquel Episcopado, con Metropolita José de Leningrad y el primer candidato para la dignidad de locums tenens propuesto por el Patriarca Tikhon, Metropolita Kirill de Kazan, no estaban de acuerdo, prefiriendo antes el destierro y martirio. Metropolita José por ese tiempo ya había llegado a la conclusión, que ante un Gobierno que abiertamente tenía como meta la destrucción de la Religión, usando cualquier medios disponible, la existencia legal de una Administración de la Iglesia se hacia prácticamente imposible si no se tomaban grande y pecaminosos compromisos. Él, por consiguiente, comenzó a realizar en forma secreta, ordenaciones de obispos y sacerdotes, para de esta manera organizar la Iglesia de las Catacumbas que todavía hoy existe en secreto.

Los ateos raramente mencionan la Iglesia de la Catacumba, teniendo temor de darle demasiada publicidad. Sólo muy raramente en la prensa soviética aparecen las noticias sobre algún enjuiciamiento de miembros de esta. Sin embargo, se da información sobre ella, en los manuales para trabajadores antirreligiosos en la URSS. Por ejemplo, se da información básica sobre ella, llamándola "La Verdadera Iglesia Ortodoxa", en un manual titulado de Slovar Ateista ("Diccionario del Ateo"), publicado en Moscú en 1964.

Sin iglesias abiertas, en reuniones secretas similares a las reuniones de las catacumbas de los primeros cristianos, estos confesores de la Fe realizan sus servicios inadvertidos por el mundo exterior. Ellos son los verdaderos representantes de la Iglesia Ortodoxa Rusa cuya magnificencia será conocida por el mundo solo después de la caída del poder comunista.

Por estas razones, a pesar de que representantes del Patriarcado Moscú participaron en las decisiones de la Conferencia Pan-ortodoxa en Ginebra el año pasado, y exclusivamente con respecto al hecho de convertir a la Iglesia Ortodoxa en miembro orgánico del Consejo Mundial de Iglesias— Nos parece que esta decisión ha sido aceptada sin la participación de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Aquella Iglesia esta obligada a quedarse en silencio, y nosotros, como sus libres representantes, nos afligimos por el hecho que la decisión fuera aceptada. Nosotros protestamos categóricamente por esta decisión que es contraria a la propia naturaleza de la Unica, Santa, Católica, y Apostólica Iglesia.

El veneno de herejía no es demasiado peligroso cuando esta es predicada fuera de la Iglesia. Mucho más peligroso es aquel veneno que es introducido gradualmente en el organismo en dosis cada vez más grandes, por aquéllos que, en virtud de su posición, no deben ser envenenadores sino médicos espirituales.

¿Puede ser que el Episcopado Ortodoxo permanezca indiferente a este peligro? ¿No será demasiado tarde para proteger nuestra rebaño espiritual cuándo los lobos, ya introducidos en la misma majada, están devorando las ovejas a la vista de sus pastores?

¿No vemos ya la espada divina levantada (Mt. 10: 34), separando a aquéllos que son fieles a la fe tradicional de la Santa Iglesia de aquéllos, que según las palabras de salutaciones del Su Santidad Patriarca Athenagoras a la Asamblea de Uppsala, están trabajando para formar la "nueva iniciativa en el movimiento ecuménico" para la "consumación de la general renovación cristiana" en caminos de deformación e indiferencia a la verdad?

Al Parecer, nosotros hemos demostrado con suficiente claridad que esta unidad no es ninguna unidad en la verdad de la Ortodoxia, sino una unidad que mezcla blanco con negro, bueno con malo, y verdad con error.

Ya en otras ocasiones, hemos protestado contra las acciones ecuménicas poco ortodoxas de Su Santidad Patriarca Athenagoras y Arzobispo Iakovos, en cartas que fueron ampliamente distribuidas a los Obispos de la Iglesia Ortodoxa en varios países. Y hemos recibido de diferentes partes del mundo expresiones aprobación para con nosotros.

Pero ahora, ha venido la hora de hacer oír nuestra protesta aun más ruidosamente, para que de esta manera podamos detener la acción de este veneno, antes de que se vuelva tan potente como las antiguas herejías del arrianismo, nestorianismo, o eutiquianismo, las cuales en su tiempo sacudieron fuertemente al cuerpo de la Iglesia y que incluso llegaron a hacer creer que la herejía podía triunfar sobre la Ortodoxia.

Dirigimos nuestra petición a todos los Obispos de la Iglesia Ortodoxa, implorándoles que estudien la temática de esta carta y se alcen en la defensa de la pureza de la Fe Ortodoxa. Nosotros también rogamos mucho por vuestras oraciones para la Iglesia Ortodoxa Rusa, que tan gravemente padece a los ateos, que el Señor Poderoso acorte los días para el juicio y envié su libertad y paz.

Metropolita PHILARET

Nueva York,
Domingo del Sexto Concilio Ecuménico,
14/27 de julio, 1969,

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