MENSAJE DE NATIVIDAD
AÑO DE LA SALVACIÓN 2012
A toda la Iglesia
Gloria en las alturas á Dios, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres.
Queridos hijos de la Verdadera Iglesia de Cristo,
La encarnación de nuestro Señor Jesucristo fue el punto decisivo en la historia del hombre. Como lo demuestran los testigos oculares, los pastores, los ángeles santos enviaban elogios durante el momento del nacimiento de Cristo, cantando: «¡Gloria en las alturas á Dios, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!». Pero muchos se preguntan ¿por qué desde entonces la paz no prevalezca en la tierra?, según el himno angélico, y ¿por qué las guerras y otros males siguen afectando a la humanidad? Esto se debe a que la paz de la que hablan los ángeles, es la «paz de lo alto», la paz que Dios da a los que han sido reconciliados con Él por medio del arrepentimiento y su incorporación a la Iglesia de Cristo. Los que han sido reconciliados con Dios tienen una conciencia tranquila y la paz en sus almas, y pueden enfrentarse a cualquier desgracia y sufrimiento humano, regocijándose y alabando a Dios.
De esta manera, los santos mártires, torturados por los tiranos, glorificaban a Dios. Del mismo modo, los justos también llevaban la cruz de la ascesis, así como todos los santos que tenían que aguantar todas las desgracias humanas dando gracias a Dios. Muchas personas se preguntan ¿por qué Dios permite que los cristianos, e incluso los santos, sufren? Ellos creen que cumplir algunas obligaciones cristianas típicas es un medio por el cual puedan evitar situaciones desagradables. Pero cuando ellos están preocupados por la enfermedad, los accidentes, la muerte de seres queridos, u otras cosas similares dicen: «Dios, ¿por qué me has hecho esto a mí?». No se dan cuenta de que las penas de esta vida son los métodos de enseñanza a través de la cual nuestra salvación se resuelve, de acuerdo con las palabras: «es menester que por muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios» (Hechos 14: 22). Es suficiente que nos enfrentamos a los problemas con paciencia y agradeciéndole a Dios. En este sentido, el apóstol Pablo dice: «Nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios está derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado» (Rom. 5:3-5).
Queridos hijos en el Señor,
Nuestra Patria Ortodoxa está pasando por una crisis económica que está poniendo a prueba a muchas personas a nuestro alrededor. Qué esta crisis se convierta en la ocasión para el arrepentimiento y regreso a Dios. Oremos por nuestros hermanos débiles, ya que los últimos dos años han sido un fenómeno inquietante.
En primer lugar, los suicidios están proliferando. Grecia era antes un país con una tasa de suicidio mínimo en comparación con otros países europeos. Durante los últimos dos años los suicidios han aumentado rápidamente. Esto significa que aquellos de nuestros hermanos que han llegado al punto de la desesperación, se han incrementado de manera significativa. Esto revela una disminución de la fe en la providencia de Dios en medio de un mayor número de griegos que ha estado antes. Nuestro estilo de vida materialista y opulenta ha tenido consecuencias negativas. Por consiguiente, es necesario reforzar la fe y la esperanza de nuestros semejantes a través de la oración, y alentándoles, pero sobre todo por el buen ejemplo.
Otro fenómeno lamentable es la blasfemia. Nuestros hermanos desilusionados blasfeman contra Dios, pensando que a través de blasfemia pueden aliviar su dolor. La esposa de Job el sufrido le aconsejó que hiciera lo mismo cuando el justo probó los males más severos que pueden afectar a una persona: ¡la privación de los bienes, las enfermedades graves y la muerte de sus diez hijos! Entonces su esposa, después de haber enumerado todo lo que había sucedido, le instó a decir alguna palabra contra el Señor, y morir. Pero él la miró y le dijo: «Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. También recibimos el bien de Dios, ¿y el mal no recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios» (Job 2:9-10). Y él no sólo no blasfemó contra Dios, sino también le glorificó diciendo: «Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo tornaré allá. El Señor dió, y El Señor quitó: sea el nombre del Señor bendito» (Job 1:21-22). A través de la paciencia y la acción de gracias a Dios, Job fue liberado del sufrimiento y fue considerado digno de la vida eterna. Santiago el hermano del Señor invoca su ejemplo diciendo: «He aquí, tenemos por bienaventurados á los que sufren. Habéis oído la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y piadoso» (Santiago 5:11). Es nuestro deber de no tolerar la blasfemia cuando escuchamos los que nos rodean blasfemando. Debemos reaccionar contra la blasfemia cuando lo escuchamos, orando por el que está blasfemando, y amonestándoles a ellos señalando el error de su blasfemia, con discreción en lo que sea apropiado para la situación.
Pero sobre todo, todos nosotros que hemos sido reconciliados a Dios a través de la encarnación de su Hijo y Palabra, vamos a dar un buen ejemplo. Vamos a regocijarnos incluso en dolores, y vamos a tener nuestra esperanza en Dios sin cesar, y la paz firme en nuestros corazones, porque:
«Desde lo alto Cristo nuestro Salvador nos ha visitado» y «nosotros que estabamos en la oscuridad y las sombras hemos encontrado la verdad, porque Cristo el Señor ha nacido ahora de la Virgen irreprensible».
En el año de salvación MMXII la 14/27 de diciembre
El Santo Sínodo
El Arzobispo
† KALLINIKOS de Aténas
Los miembros
† AKAKIOS de Attica y Diauleia
† MAXIMOS de Thessalonica y Demetrias
† ATHANASIOS de Larisa y Platamon
† JUSTIN de Euripus y Euboea
† PAVLOS de America
† GERONTIOS de Piraeus y Salamina
† CHRYSOSTOMOS de Attica y Boeotia
† MOSES de Toronto
† GREGORY de Christianoupolis
† PHOTIOS de Marathon
† THEODOSIOS de Bresthena
† SERGIOS de Portland
† DEMETRIO de Boston
† CHRISTODOULOS de Theoupolis